Yo no soy del Sur, ni falta que me hace para querer vivir entre sus gentes
el resto de mi vida.
Para aprender que un año, es una
larga primavera, no me hace falta ser del Sur, sino envidiar no haber nacido en
esta tierra.
Cuando era pequeño,
jugaba con los hijos de emigrantes venidos de
Andalucía con la lima y la rayuela, y comencé a aprender una asombrosa forma de vivir la vida, que ya
aquí, en Sevilla, me preocupo por inculcar a mi hijo.
Aquí se hacen las cosas
de otra forma. El otro día, a la misma hora que en Madrid se arremetía a
porrazos y patadas contra personas desesperadas, a la misma hora que Cataluña
soñaba con ser independiente, en Sevilla, con un acto de solidaridad sin precedentes,
Frederick Kanouté recaudaba más de medio millón de euros con los que se podrán
salvar la vida de miles de niños. También hubo patadas, pero al balón de la
conciencia.
En esta época que nos
toca vivir: la tenacidad, la constancia, la entereza, la alegría, la esperanza
y el trabajo, levantan a un pueblo cuando éste está hundido. ¿Dónde iremos
ahora que no hay nada en ningún sitio? ¿Bajaremos los brazos? ¿Moriremos por
dentro…un poco cada día, porque nos han convencido de que no se puede hacer
nada?
Decía Darwin, que la
especie que sobrevive no es la más fuerte ni la más inteligente sino la
que mejor se adapta al cambio. Y es eso justamente lo que significa la palabra
Crisis: cambio…
Y como no cambiemos la
gran mayoría nuestra forma de actuar, y sigamos pensando que de ésta nos sacan
los políticos, nos vamos a dar un batacazo, y ya no sólo vamos a tener que
poner la vista más allá de Despeñaperros, Cazorla, y el Valle de Almanzora,
sino que tendremos que marchar, como en los años 60 tan lejos de nuestra casa,
donde los días son tan cortos, como los señores que nos gobiernan. Y si
queremos un futuro de las personas, un futuro de los niños, tendremos que
empezar a hablar en nombre de ellos, con las manos limpias y las palabras
adecuadas.
Entiendo, que negarse a
la obligación de auxilio es un delito. Y si todo el dinero invertido en sanear
el sistema financiero mundial se hubiese empleado en paliar el hambre del
planeta, hoy las cárceles estarían llenas de políticos y banqueros, y personas
como Kanouté llenarían los estadios de esperanza.
Ya no se trata de una
cuestión sobre el mundo que nos dejan nuestros padres, sino la responsabilidad
que tenemos, de agradecerles su esfuerzo, luchando nosotros y ahora por
nuestros hijos.
Cartas al sevillismo.
Estilo Sevilla
SFC RAdio