sábado, 12 de junio de 2010

Un siglo de Cousteau, el pionero de la exploración submarina.

Hasta que llegó Jacques-Yves Cousteau el mar era un mundo tan desconocido como el espacio, antes de que se obtuviesen las primeras fotografías de Júpiter, Marte, Venus y Mercurio. Con sus imágenes únicas de una vida submarina colorida y bizarra, este buceador de aguas profundas llevó Los secretos del mar, como tituló a una de sus series de televisión más famosas, a los cines y a millones de hogares.

El rey de los mares desarrolló entre otros el Aqua Lung o pulmón acuático, un traje de buzo con cilindros de aire comprimido y cámaras fotográficas submarinas. Con su gorro de lana rojo y su barco de investigación Calypso, Cousteau se convirtió en una leyenda y en símbolo de la lucha contra la depredación y contaminación de los océanos.

Este 11 de junio el campeón de los mares hubiese cumplido 100 años. "Muchas personas luchan contra el mar. Yo lo amo", era el credo del científico marino, ambientalista y director de documentales. Cousteau, quien murió el 25 de junio de 1997 a los 87 años por un infarto cardíaco, dejó como herencia una gran cantidad de libros y más de 100 documentales de un mundo submarino, que actualmente ya no existe tal cual. Él fue el primero que grabó los cantos de los rorcuales. Atunes, tiburones y ballenas, de quienes el investigador nacido en Burdeos tomó cientos de fotografías, están en la actualidad amenazados de extinción.

Junto con el austríaco Hans Hass, Cousteau fue uno de los primeros que filmó el mundo submarino. Entre uno de sus mayores éxitos figura la película El Mundo del Silencio, por la cual obtuvo en 1956 la codiciada Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes. El entusiasmo inicial por el buceo despertó en Cousteau su amor por el mar, que lo convirtió en un protector del medio ambiente y visionario. "Vi cómo mueren los peces que yo amo. Busqué las causas. El hombre es culpable", explicó Cousteau, para quien la tecnología no es la desgracia de la humanidad, sino las personas, que usan la tecnología. 



A Cousteau no le gustaba estar en primera plana, era reservado y callado, cuando se trataba de su persona. Odiaba el mundo de las apariencias y sólo se relacionaba con los grandes y poderosos del mundo cuando se trataba de poner su nombre al servicio de su objetivo y no al revés. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida más comúnmente como Cumbre de la Tierra, que se celebró en la ciudad brasileña de Río de Janeiro en 1992, fue la única persona que no era un político que apareció en la fotografía de grupo de los jefes de Estado. 



"JYC" o "Jique", como lo llamaban sus colaboradores, no tenía pelos en la lengua. Criticó abiertamente al entonces presidente de Francia, Jacques Chirac, por sus pruebas atómicas en el Pacífico sur, y descalificó al entonces ministro de Medio Ambiente Brice Lalonde. "¿Lalonde? Él no representa ninguna autoridad", indicó Cousteau. La crítica de que aceptaba la financiación de la industria para sus gastos particulares y sus expediciones no pudo dañar su fama y popularidad. El comandante Cousteau, como llamaban los franceses al ex capitán de corbeta, figuró durante años en el primer lugar de las personalidades más queridas. En 1989 hasta fue aceptado en la renombrada Académie Française, una de las instituciones más importantes de la vida intelectual de Francia. 



Cousteau fue un buceador y científico altamente dotado. En 1947 estableció un récord de inmersión al descender hasta los 90 metros. Para llegar a las profundidades marinas realizó un continuo desarrollo de sus aparatos y artefactos para el desplazamiento en el agua. Cousteau creó el primer scooter submarino y desarrolló cámaras fotográficas submarinas cada vez mejores. 






En 1950, Loël Guinness, dueño de la cervecería Guinness, le regaló un dragaminas que había sido desechado y que Cousteau reformó para convertir en su famoso barco de investigaciones Calypso, con el que zarpó rumbo al mar Rojo y la Antártida. Con 63 años fundó la Sociedad Cousteau, que se sigue ocupando en la actualidad de su legado: la preservación de la vida submarina. 



Cousteau, hijo de un abogado, quería ser piloto. Sin embargo, un grave accidente automovilístico destruyó su sueño de convertirse en piloto, tras lo cual decidió ingresar en la Marina de guerra, donde creó un cuerpo de buzos franceses, y filmó restos de naufragios en el fondo del mar. Cuando en 1950 abandonó la Marina con el rango de capitán de corbeta y comenzó a explorar las profundidades marinas con su cámara, realizó un trabajo pionero:"Estaba en una selva que nunca antes había sido observada por todos aquellos que se mueven en la opaca superficie terrestre", dijo el rey de las profundidades en 1936 tras su primer intento de bucear cerca de Le Mourillon, en el este de Toulon.

Extraido de: Diario de Sevilla

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